Motivación y Autodesarrollo

 


Motivación y Autodesarrollo

Este aspecto alude al reconocimiento de cómo estoy motivado ante el compromiso de mantener prácticas recurrentes que se orienten a mi desarrollo personal. Es ver cómo desde la motivación, movilizo estrategias y recursos para mantenerme siempre con la visión de alcanzar una mejor versión de mí.

De eso se trata en esencia el desarrollo personal; de evolución, avance y cambio. No puedo ser el mismo después de auto observarme y redescubrirme. El siguiente paso a eso, es la acción pura del cambio de creencias, pautas y comportamiento.

El auto desarrollo, es ese proceso que contempla todas aquellas iniciativas que realizo desde mis motivaciones internas para ser una mejor persona. Con eso, impacto positivamente mi realidad, y seguramente, a quienes me rodean.

Si estoy motivado para el autodesarrollo, si poseo una intención clara de lo que quiero y lo acompaño de una emoción elevada, comenzaré a ver —como referimos en artículos anteriores— las sincronicidades, oportunidades y las llamadas “coincidencias”.

Entonces, viviré algo que debo vivir para aprender, contactaré con personas que me comenten sobre algún aspecto que necesito escuchar, se presentarán situaciones y oportunidades de formación sobre temas que llamarán mi atención, alguien me sugerirá un texto que necesitaba en ese momento y cuyo contenido resultará súper oportuno y diré ¡Que coincidencia, era lo que estaba buscando! Aparecerá el tiempo, las alianzas y el camino, y con la motivación, estaré seguro de recorrerlo sin perder detalle de lo que observaré mientras lo hago. Tal vez, en ese recorrido me inquiete el preguntarme ¿me podré salir del camino o detenerme? Hay que estar conscientes de que efectivamente, ese es un riesgo. Sin embargo, podemos detenernos para descansar, reponer energía, y no pasa nada, podemos detenernos para revisar si es el rumbo adecuado, corregir, y no pasa nada. Podemos detenernos para observar con más detalle lo que está presente, y no pasa nada. Ve a tu ritmo pero ve.

En otro artículo compartiremos algunas de las estrategias de las personas altamente motivadas que te ayudarán a que cuando te sientas cansado en ese camino, dudes o te detengas, puedas encontrar razones para seguir adelante. Y adivina dónde están las razones más poderosas… siempre dentro de nosotros, nunca fuera.

Desde la auto observación consciente sabré cuáles son esos aspectos de mi vida que necesito cambiar, esas creencias que debo sustituir, los hábitos conscientes que debo incluir, y desde esa práctica de atención plena y sostenida, pasar al campo de decidir qué hacer. Para que este sea un proceso mágico debemos estar muy dispuestos a formularnos lo que llamaremos “preguntas edificantes” orientadas a construir y a sentar las bases de un profundo, compasivo y respetuoso diálogo con uno mismo.

Es ese momento crucial de la expansión de tu pensamiento creador, el que te dará la respuesta. Debes estar muy atento a escuchar tu voz interior, escuchar a tu intuición y actuar. Pasar de la reacción a la acción consciente. Y si te has dado cuenta, una de las palabras clave es “CONSCIENTE”, la respiración consciente, la atención consciente, la acción consciente, el hábito consciente, la emoción consciente. Es decir, desde esa conexión con el ser profundo y la expansión de la consciencia plena, es que pueden darse los verdaderos cambios. Antes, solo será información. Cuando decido aplicarlo, es cuando comenzamos a ver los resultados.

En este proceso de tu auto desarrollo, después de haberte mirado internamente de forma amorosa y compasiva, comienza un plan de cambios. Establece lo que quieres cambiar o desarrollar, y ve paso a paso. Atiende y reconoce las señales del universo, aprovecha las sincronicidades y oportunidades. Realiza cada día afirmaciones, ten ese diálogo interno en positivo, no por una visión exacerbada del efecto del pensamiento positivo, sino porque hay unas pautas ya comprobadas de cómo funciona nuestro cerebro cuando está en modo positivo, y de cómo aprovechar al máximo ese potencial.

Tengamos en cuenta que el inconsciente maneja imágenes en lugar de conceptos verbales. Esto lo comprendí fácilmente a través de un ejemplo que leí, y les comparto de qué se trata. Se pedía que pensáramos en un árbol frondoso con muchas hojas verdes ¿ya lo tenemos verdad? Ya la construimos como imagen mental. Ahora, continuaba la invitación, diciendo “no piensen en una manzana roja en ese árbol”. Ya es tarde, esa imagen mental también la tienen en su mente, a pesar de habernos anticipado que no lo pensáramos.

Al escuchar el concepto o la frase “manzana roja” la forma que tiene nuestro cerebro de procesar esa orden es creando la imagen. Entonces si pensamos en NO asustarnos frente a algo, cuál imagen traemos a nuestra mente, la de estar asustados. Si pensamos en NO molestarnos, cuál imagen creamos en nuestra mente, la de nosotros molestos, qué tal entonces si pensamos en mantenernos en calma, ¿cuál imagen construiríamos en nuestra mente?

Este es un ejercicio interesante, porque además supone la atención plena durante el día a lo que estamos pensando y cuando nos observemos anclados en lo negativo, en aquello que queremos evitar y no en lo queremos lograr, cambiemos rápidamente a la frecuencia de lo que quiero lograr, incluso como si ya lo hubiese logrado.

Por ejemplo, si pienso, “quiero evitar enojarme cuando me suceda tal cosa”, cambiarlo por, “estoy en control y calma ante toda situación que me acontece en ….”

Por otra parte, es importante recordar que las frases reafirmantes ayudan mucho a lograr conexión entre intención y emoción. Decirlas varias veces al día nos mantiene conectados a lo que queremos, por ejemplo, “gozo de una salud plena y radiante”, si ese es el foco, o “todo lo que necesito viene a mí de forma fluida”. Podemos encontrar muchas de estas frases en cantidad de libros de autoayuda, y lo más importante es que podamos construir las nuestras, en resonancia con lo que sentimos profundamente que necesitamos escuchar en ese diálogo interno. Más que nuestro ruido mental, es escuchar a nuestra intuición.

En esa realización productiva que buscamos en el camino hacia nuestro autodesarrollo, es vital el no posponer, el hacer las cosas a tiempo perfecto. Recuerden la importancia del “aquí y el ahora”, que consiste también en aprovechar la oportunidad, la sincronicidad con nuestra atención y creación. En ocasiones pensamos algo o tenemos una buena idea, que dejamos ahí abierta al universo y no aprovechamos, la dejamos pasar, porque la pospusimos indefinidamente.

Si en un primer momento no estamos suficientemente motivados, hagamos gala de nuestra disciplina, voluntad y compromiso. Lo importante es arrancar y de seguro en el camino encontraremos las razones potenciadoras de ese estado de conexión con las fuentes motivacionales. 

De igual forma, es necesario valorar nuestro esfuerzo hacia el desarrollo personal, por eso cada cierto tiempo démonos el permiso de reconocer y celebrar nuestros avances y de reconocer qué de lo que hice no estuvo en sintonía con mi propósito, y corregir. Esto es lo que algunos llaman el balance de acción, que no es más que la reflexión en acción, qué pienso y siento sobre lo que pasó en mi día o en mi semana.  Cuáles creencias estuvieron presentes y qué papel jugaron en el resultado que obtuve.

Ahora, una pregunta que formulan con frecuencia cuando tocamos estos temas es ¿cómo mantenerse motivado en tiempos de incertidumbre? ¿Cómo abrirles las puertas al optimismo?, en especial en momentos como los que estamos viviendo. Un aspecto muy importante es agradeciendo. AGRADECE, lo que tienes e incluso desde el enfoque cuántico, agradeciendo lo que aún no llega a nuestra vida.

Algunos críticos expresan que cuando nos visualizamos consiguiendo un objetivo, nuestra mente se relaja porque le cuesta diferenciar entre realidad y ficción, y si cree que ya hemos alcanzado nuestra meta dejará de proporcionarnos el estado mental necesario para conseguirla. Desde el enfoque cuántico, ya hemos visto que no es así, pero nuevamente, estos contenidos son una invitación a ver críticamente lo que se expone a favor o en contra de una postura, sin fanatismos y decidir que tomo de eso. Mi invitación es a vivirlo, sentirlo y agradecerlo como si estuviera presente. Desde esa sintonía creamos y se manifiesta. 

Sandra Taylor, nos invita a que seamos conscientes de los seres de ENERGÍA que somos. Ella plantea que estamos siempre en el proceso de transmitir y recibir energía. “Todo lo que te pasa es una respuesta a lo que transmites a cada momento. Aun ahora mismo, tus pensamientos, creencias, y emociones están enviando señales específicas de lo que eres y de lo que estás dispuesto a aceptar en tu vida. Si lo que quieres es atraer situaciones de éxito y la gente que te ayudará a crearlo, tu resonancia debe vibrar con creencias sanas, pensamientos positivos, y emociones de alegría verdadera. ¡Opta por el optimismo! No existe ningún valor energético en una perspectiva pesimista. Vive en amor y profundo agradecimiento.  Vive con gratitud por todo lo que tienes y todo lo que eres. Tu intención de reconocer y dar gracias magnetizará aún más lo que llega a tu vida”.

A continuación, mis sugerencias sobre el tema:

·    No te culpes por sentirte bien cuando a tu alrededor todos parecieran estar conectados con otras emociones.

·      Dale el merecido valor que tiene el pensamiento positivo. Evita desestimar su importancia, aunque sabemos que por sí solo no es algo mágico, sus efectos son maravillosos y complementarios. El pensamiento influye en la emoción y la emoción sostenida llega a convertirse en un rasgo de personalidad. Llega el momento en que el cuerpo controla la mente y seguimos pensando tal cual como sentimos. Se instala el comportamiento en nuestro subconsciente y se convierte en un hábito. Es decir, actuamos así en automático. Para muchos ser negativo, es un hábito.

·   Evita justificar tu negatividad diciendo que solo eres “realista”. Una cuota de ubicación contextual y noticiosa es necesaria. Solo te sugiero no engancharte en eso.

·      Recuerda lo bueno que le sucede a tu cuerpo cuando estás feliz.



·  Sé estratégico al momento de plantearte objetivos. Es conveniente trazarse objetivos sencillos de fácil realización (paso a paso), para alcanzar logros más frecuentes que a su vez motiva a seguir y evitar la frustración.

·     Esto es muy importante, rodéate de gente positiva, pero sobre todo, sé tú una persona positiva.

·    Utiliza la visualización y el enfoque en aquello que deseas que se manifieste en tu vida.  Practica actividades conectivas y establece conexión energética con el campo cuántico.

·      El optimismo supone también, confianza, paciencia, fe y esperanza.

·   Mantén el enfoque en una o varias cosas en las que estés poniendo tu esfuerzo. Evita dispersarte. Necesitas metas claras y actuar en consecuencia. No pierdas de vista tu objetivo y marca todos los días aquello que hiciste para avanzar en su logro. Si algunos días no hicimos nada o hicimos muy poco, que eso sirva, no para castigarnos, sino para activar las señales de alarma. Recordar el significado de lo que queremos, da mayor fortaleza mental y emocional para estar en sintonía con lo que se quiere crear.

·      Evitar la queja y la crítica, eso solo consume energía y nos aparta de una actitud positiva.



·    Busquemos asesoría o apoyo si lo requerimos. Aceptemos que en ocasiones eso ayuda a salir de ciertos atolladeros o hace más fácil el camino. También es válido tener referencias de otras personas que pudieran servir de mentores o de guías porque han logrado lo que deseas y de seguro han encontrado el camino para llegar allá. 

·   Es importante también que nos conectemos con experiencias formativas y de autodesarrollo y que recurras a lecturas de textos que te mantengan en buena vibra y motivado. Existe muchísima producción en este aspecto. Algunos de contenido muy valioso, otros no tanto, pero nuevamente, desde nuestro filtro personal voy asumiendo y descartando aquello que me parece que sirve y me es útil.

·    Para estar motivado es importante preguntarnos si lo que estamos haciendo o queremos hacer se corresponde con nuestra pasión. Identificar en eso los aspectos que generen mayor conexión y aferrarse a ellos.

·  Inspirarse. Identificar una canción que nos motive y conecte con el entusiasmo y la alegría, identificar a esa persona y lugar preferido, eso y otras conexiones pueden ayudar a inspirarse y a encontrar impulso en momentos en los que podamos sentirnos algo desanimados o desmotivados. 

·   Afilar la sierra, como lo describe muy bien Steve Covey, en su libro, "Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas". Tomarse el tiempo para reponer energía, pensar y hacer un balance de cómo voy, de un espacio para tomar impulso y seguir incluso con más energía.



La idea no es un frenetismo saltarín que nos deje agotados y nos lleve a sacrificar personas o situaciones por estar solo abocados de forma desenfrenada en algo. Todo es un hermoso equilibrio, donde se pueda disfrutar la experiencia. Algunas cosas exigirán un poco más, otras pueden llevarse con algo más de calma.

Es necesario tomarse tiempo de descanso, de contacto con los hobby, con familia, amigos, con el descanso reparador, con lo conectivo, con lo que nos guste, con aquello que nos haga sentir vivos, con plenitud y disfrutar. Del curso de Reingeniería Bioneuronal (RMB), reforcé mucho la idea de que la verdadera abundancia y riqueza es la libertad; libertad de decidir sobre tu tiempo, personas, actividades.  

Cuidar de tu aspecto vital, de tu salud. Es muy difícil mantener la motivación para algunas cosas, e incluso la energía de todo tipo para realizarlas, si estamos enfermos o nos sentimos mal. Aunado a esto está el hecho de que las personas motivadas, aunque puede que a algunos no nos guste mucho al principio, tienden a hacer ejercicio y, no hablo de jornadas extenuantes o rutinas muy disciplinadas en gimnasios y con entrenadores personales, hablo de disfrutar de una caminata y de realizar tal vez yoga u otras prácticas con las que nos sintamos a gusto, a alimentarse de forma más sana, a cuidar de la salud emocional y mental, no solo física. A tener relaciones sanas y cálidas. Todo eso se va agregando al círculo virtuoso que se activa cuando estamos motivados y nos sentimos bien, y nos sentimos bien porque estamos motivados.

Actuar con motivaciones trascendentes o propósitos elevados y siempre en correspondencia con valores. El campo ético de nuestras actuaciones es vital. Sentir que lo que estoy haciendo está bien y no solo no hace daño a otros, sino que al contrario les aporta algo, es fundamental.

Pasa el escáner a tu persona y está muy atento al resultado. Ese escáner te dirá dónde están tus principales bondades y recursos personales para salir adelante con lo que te planteas. Es importante reconocer nuestros méritos, competencias, habilidades, emociones, pensamientos y acciones asociadas a aquello que quiero hacer.

Y llegó el turno del buen humor, creo que este es una herramienta fundamental para ir por la vida con buena actitud, con una sonrisa, con facilidad para conectar con el lado amable de las situaciones y de las personas. Lo contrario al buen humor es la irritabilidad, y el mal humor, el carácter intenso que frente a cualquier obstáculo explota en un mar de emociones desenfrenadas que de seguro resultarán muy poco motivantes para uno mismo, después que pasa la tormenta, y para los demás, quienes por protección emocional, cada vez querrán estar menos con personas que tienden a tener muy poca capacidad de respuesta ante la presión y se auto agreden y agreden a quienes están cerca.

Recuerda los efectos positivos de la risa, es increíble lo que esta sencilla práctica puede hacer en nuestra química corporal. Podemos buscar fuentes personales de risa. Eventos que nos hayan causado mucha gracia, personas que nos hagan reír, algún buen chiste, un buen recuerdo, todo aquello que produzca en mí ese estado.

Evita decir frecuentemente el “estoy full”. Quería llamarte pero “estoy full”, quería ir pero “estoy full”, me hubiese gustado “pero estoy full”, esa excusa aparte de que es atractiva para el autoengaño, lo que traduce es falta de organización, dificultad para establecer prioridades, percepción de angustia sobre todos los compromisos que se tienen, premura, ansiedad, y cuando nos sentimos extremadamente estresados pues, es probable que la motivación baje porque ¿quién quiere seguir haciendo aquello que le produce tanto malestar?



Haz en el día varias cosas por tu motivación:

·     Programa tu día. Inicia levantándome un poco más temprano para que no debas “saltar” literalmente de la cama, cuando suena el despertador. Date tiempo para conectarte con tu cuerpo y haz estiramientos desde tu cama.

·     Agradece todo lo bueno que hay en tu vida. Prográmate y visualiza el día que quieres tener, agradécelo como si todo ya hubiese ocurrido, conecta con esa emoción de satisfacción, inicia tu rutina agradeciendo en cada paso lo que tienes, desde el más mínimo detalle.

·    Haz meditación matutina. Si tu jornada inicia muy temprano, selecciona una meditación corta que aborde lo que ese día quieres trabajar en ti. Mientras ganas experiencia en meditar, ten a la mano sonidos de meditación guiada que te serán muy útiles. Procura realizar ejercicios de respiración consciente desde que despiertas, antes de la meditación, cuando estás ingresando al estado de atención consciente de tu interior, y durante varias veces al día, tantas como lo consideres necesario para afrontar las situaciones que sientas pudieran desbordarte.

·     Haz ejercicio físico, así sea una jornada corta, bailar, una reparadora caminata o preferir utilizar las escaleras fijas antes que la mecánicas, relaciónate con personas optimistas que están en tu misma frecuencia vibratoria, agradece todo, sigue agradeciendo, haz tu trabajo y actividades con energía, entusiasmo, valora cada aprendizaje, cada persona con la que te relacionas, sigue agradeciendo.

·     Llegada la noche, haz tus rutinas antes de acostarte y escanea qué tal tu día, qué balance haces, qué esperas para mañana. Relaja tu mente conecta con el aquí y el ahora, respira y descansa, repón energías. Agradece llena tu corazón de amor, recuerda que es la frecuencia de más alta vibración.

Exprésate de acuerdo a la emoción que elevada que quieres mantener para estar en estado de vibración en alta frecuencia. En una ocasión leí un proyecto llamado "Palabras Habitadas”, de Luis Castellanos, psicólogo, que me encantó. Trataba sobre lo que era poder vivir bien, cómodos a gusto con aquello que decimos y está dentro de nuestra mente. La pregunta activadora era, ¿podemos vivir con lo que decimos? Hablaba acerca de ser capaces de habitar nuestras palabras y nuestra manera de actuar; que cuando pronunciamos una palabra, esta salga del corazón, porque las palabras en sí mismas, desde su enfoque, están vacías; no son un medio de comunicación, sino la conformación de nuestra historia.

Él propuso, que trabajásemos con una lista de comprobación del lenguaje, la cual consiste en darse cuenta de cada palabra que se utiliza para expresarse y, si no son las adecuadas, cambiarlas y elegir otras. Así mismo, propone trabajar con una red de seguridad en el lenguaje; explica que esa red fortalece la capacidad de crear un sistema de lenguaje de atención, de vigilancia, que permita algo tan sencillo, como no hacer daño con nuestras palabras. Implica crear un lenguaje más constructivo, al aplicar la capacidad de elegir.

Observa entonces cómo hablas, qué dices, eso traduce lo que piensas. Sobre todo observa sin juzgarte nuevamente, que frases anteceden con frecuencia lo que vas a decir, algo así como: oye no quiero ser fatalista peeeero, lo soy. Oye no quiero ser negativo, peeeero, lo soy. Oye no quiero ser dramático, peeeeeero, lo soy.

Y así vamos diciendo lo que no queremos ser, pero en esencia somos. Nuestro lenguaje debe ser amable, “impecable” como lo menciona Miguel Ruiz en su famoso libro “Los cuatro acuerdos”. Que nuestras palabras sean tan amables como lo que queramos recibir. Un lenguaje interno, amable con nosotros mismos y luego hacia el exterior con los demás.

Otra sugerencia es abrazar tu miedo como una parte muy humana. El que vibra en miedo es nuestro ego. Y no podemos deshacernos el miedo pero podemos controlarlo y dimensionarlo y seguir actuando.

Quedarnos en el “Aquí y el Ahora”. Esto refiere a la importancia nuevamente del equilibrio temporal, ni anclados en el pasado, con melancolía y nostalgia por lo vivido, ni ansiosos por el futuro. Es el foco en lo que se está viviendo y en lo que significa en nuestra vida. 



En mi próximo artículo hablaremos acerca de cómo diseñar un plan de autodesarrollo para ser personas motivadas, los invito a mantener la secuencia y nos seguimos leyendo.

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