Definiendo Motivación Cuántica y a las nociones de energía, vibración y frecuencia.
En el artículo anterior vimos algunas consideraciones relacionadas con la Motivación personal y en esa ocasión les prometí irnos adentrarnos en lo que llamamos Motivación Cuántica. Comencemos a ver algunos aspectos muy interesantes sobre el tema.
Vamos a asumir, de aquí en adelante, que la Motivación Cuántica es la motivación que somos capaces de experimentar por y desde el reconocimiento del poder interior que tenemos para generar, crear, manifestar y alcanzar aquello que nos hemos propuesto, sea logro, reconocimiento, comodidad, curiosidad, información, posición, relaciones. Todo lo que te hayas propuesto, una vez que has conocido el alcance que supone activar nuestro centro creativo y de conexión con el campo cuántico.
Si soy capaz de crear la realidad que deseo, qué me detiene. Nuevamente, la respuesta siempre adentro, nunca afuera.
Para tener otros elementos que nos permitan mayor comprensión del tema veremos algunos otros aspectos asociados.
La mayoría de las personas no se da cuenta, pero desde hace muchos años, está demostrado científicamente que todos somos energía. Desde la computadora o celular que desde el cual puedes ver y leer este mensaje, hasta el mar, el cielo, nuestro mueble preferido, incluso nuestro cuerpo, todo está hecho de lo mismo, de energía. Y en consecuencia, como estamos hechos de energía, transmitimos energía.
Dondequiera que vayas, siempre estás interactuando con un mundo
invisible.
Mira lo que te rodea: aunque no las puedas ver, estás rodeado por ondas que
te atraviesan… ondas de tu celular… de conexiones (wifi)… fuerzas
electromagnéticas. Sabes que esas ondas invisibles son reales. De otro modo, no
podrías ver la televisión, navegar en internet o escuchar radio. Vives en un
mundo energético invisible.
La
energía es emitida en forma de electrones que viajan o se expanden de acuerdo
con la intensidad del pensamiento y esta energía tiene la capacidad de afectar
a otras personas, tanto positiva o negativamente.
Como energía positiva vamos a entender todo aquello que genera alegría, motivación, sensación de bienestar, gratitud, bondad y una magia muy especial de conexión donde abrazamos la vida a plenitud.
También
es importante tener presente qué es aquello que puede restarnos energía y, que
poco a poco, iremos cuidando una vez que hagamos consciente los grandes
beneficios que traen en nuestra vida. Por ejemplo, dormir mal o no descansar,
no tener un sueño reparador, alimentarnos mal, por exceso o déficit o por una selección
inadecuada del tipo de alimentos que consumimos, mantener relaciones tóxicas,
hacer lo que no nos gusta, relacionarnos con quien no nos agrada, hábitos poco
saludables, estar en sitios desagradables, vivir conectados a los problemas,
actitud irritable y de confrontación permanente, exceso de ansiedad,
enfermedad, problemas económicos, problemas en el trabajo, entre otras. Si ponderamos
del 1 al 10, asumiendo que 10 es el estado de mayor pérdida de energía, ¿cuál
sería el resultado en nuestro caso? Por eso es que debemos estar muy atentos y
en permanente observación.
Si eso es lo que nos resta energía, ¿qué es entonces lo que permite un resultado diferente? Hacer lo que me gusta, estar con quien me agrada, relacionarme bien con gente de alma brillante y sonrisa contagiosa, alimentarme bien, descansar, ejercitarme, respirar profundamente, estar en contacto con la naturaleza, mantenerme en sitios que me agradan, tener buena actitud, vibrar con emociones positivas, entre otras. Si hacemos nuevamente el ejercicio de ponderar cómo está en nosotros la energía positiva, qué resultaría.
Esta
breve experiencia de reflexionar sobre cómo estamos en nuestra vida con aquello
que nos resta o nos da energía, ya es un primer e interesante acercamiento a una
materia fundamental en lo que estaremos viendo más adelante.
¿Bien? Sigamos. Para algunos somos seres energía fisicalizados y existen patrones energéticos que influyen directamente sobre nuestra vida. En física cuántica, la teoría revela que vivimos en un estado de infinitas posibilidades y que todo depende de nosotros. "El mundo es como un constante flujo energético en donde el más mínimo cambio de energía puede crear un inmediato cambio en la realidad, que más tarde tendrá su efecto a largo plazo”.
Tenemos
el poder de crear una vida diferente.
Estas
referencias nos hacen un llamado a estar muy atentos a aquello a lo cual le
estoy prestando atención. ¿Cuáles son los eventos diarios a los que presto
atención y que en consecuencia se han convertido en parte de mi rutina? ¿Dónde
estoy poniendo mi energía? ¿Qué estoy atrayendo?
Te invito
a pensar en esto.
Pasemos ahora a ver algunos aspectos relacionados con la Vibración.
Me
interesa destacar lo referido a la esfera de vibración y al reconocimiento de
que tanto podemos ser afectados por la esfera vibracional de otras personas,
como podemos nosotros afectarles a ellos.
En
el argot popular es común escuchar “mala vibra”, y aunque no sepamos explicar a
detalle a qué nos referimos, algo nos dice que hay una energía pesada con la
que no nos sentimos cómodos. En ese momento, habla la intuición. Esa intuición
que en ocasiones no escuchamos, no porque no nos hable lo suficientemente alto,
sino porque tenemos mucho ruido interno para escucharla.
La
frase que resume este aspecto es que, todo en este universo, emite una
vibración. Incluidos nosotros, yo diría, especialmente, nosotros.
¿Te
has dado cuenta, por ejemplo, la paz que sientes cuando caminas por la
naturaleza?
Evoca
durante unos minutos esa sensación, si no la has tenido o no la recuerdas bien,
te invito a que hagas una caminata por un lugar tranquilo en contacto con la
naturaleza o cierres tus ojos y escuches sus sonidos. La sensación es única, pura
energía y alta vibración.
“Cuando
tenemos un pensamiento, hemos, consciente o inconscientemente, comenzado una
vibración en las células de nuestro cerebro. Una vez que estas células
comienzan a vibrar, emiten una energía electromagnética”.
El
mismo principio aplica a todas las vibraciones mentales. “En cuanto una persona
comienza a pensar en algo, las células de su cerebro vibran en una cierta
frecuencia según el tipo de pensamiento”.
El
lenguaje es el vehículo del pensamiento, cuando nos escuchemos haciéndonos eco
con mucha frecuencia o durante prolongados lapsos de tiempo, de pensamientos
catastróficos, hagamos un alto de plena consciencia y activemos las alarmas.
Cuanto
más dirijas tu mirada hacia tu mundo interno, más elevada será tu frecuencia
vibratoria.
Pasemos ahora, a familiarizarnos con lo que significa Frecuencia.
¿Cómo
saber en qué frecuencia estoy? Sencillo, preguntándote cómo te sientes. Te
sientes en paz, armonía, en conexión desde el amor o estás experimentando
angustia, ansiedad, miedo e intranquilidad. En el primero de los casos, estarás
vibrando en alta frecuencia porque experimentas emociones elevadas, entre ellas
el amor que es la emoción más elevada de todas. En el segundo de los casos,
estarás vibrando en una baja frecuencia y ahí es donde se encuentran emociones
como la rabia, la agresión, la hostilidad, el odio, la vergüenza, la culpa, entre
otras.
Cada emoción produce una frecuencia, y mientras más lenta es la frecuencia, más lenta es la vibración. Las emociones bajas nos hacen centrarnos más en la materia y menos energía, más partícula y menos onda. Si le prestas atención a lo externo estás dando toda tu fuerza vital a eso y en cierto sentido no tienes energía para que los pensamientos y sentimientos creen algo nuevo en tu vida.
Como seres dinámicos que somos podemos variar entre unas y otras emociones como producto y consecuencia de los acontecimientos que vivimos y el significado que le damos a lo que nos sucede. Así que un balance para conocer cómo es normalmente mi frecuencia vibratoria, es preguntarme cómo estoy la mayor parte del tiempo, qué es lo que considero que me define. No es caer en el extremismo de ver todo en positivo, reconocemos que tenemos nuestros momentos de intercambio con el dolor, la preocupación y los problemas. Se trata de darle más foco a lo más agradable, a lo que nos da bienestar o a lo que otros llaman al hecho de ESTAR BIEN.
Si me dieran a escoger entre estar bien o estar mal yo
tendría muy claro que decidiría. Y parecería que solo alguien fuera de tono
escogería lo contrario, pero déjenme decirles que muchas personas adictas a los
químicos que se producen en situaciones de conflicto o estrés, procuran obtener
lo que necesitan para segregar esas sustancias. Igual sucede a menor escala,
con aquellas personas que se autodefinen como positivas u optimistas pero la
mayor parte de su día se lamentan por la situación que viven.
Aquí
aplicarían las famosas frases del aprendizaje: incompetencia consciente e
inconsciente y competencia consciente e inconsciente. Creo que soy de una
forma, pero lo que pienso, digo y hago es diferente a lo que creo ser. Hasta
que no sea consciente de eso la persona vivirá en su propio mundo y mantendrá
su incoherencia y su incompetencia inconsciente.
Ahora,
veamos aquello que puede afectar mi energía y frecuencia de vibración.
Piensa
cuál sería tu respuesta antes de avanzar. Existe lo que se llama sintonía de
frecuencia, que actúa como un hilo invisible que a todos nos conecta. Las
frecuencias son ondas cerebrales. Cuando se disparan las neuronas en nuestro
cerebro emiten frecuencias electromagnéticas.
La
vibración es dinámica, cambiante y en consecuencia no se expresa de la misma
forma en nuestras vidas, ni siquiera en un mismo día. Tu vibración personal es
aquella que irradias en un momento determinado. Existen algunos aspectos que
pueden incidir en que eso sea efectivamente, así. Por ejemplo, otras personas,
su actuación, su actitud, su propia energía; los lugares, aquellos que
asociamos a situaciones desagradables, de temor o que nos transmiten mala
vibra, las situaciones que acontecen, las actividades que realizo con las que
no me siento cómodo, el apego al pasado, vivir recordando lo que pasó y lo que
me pasó o el temor exagerado hacia el futuro por la incertidumbre que produce
ansiedad, las creencias limitantes, entre otros factores. También va a depender
de ti, de cuáles son tus actitudes habituales.
Recordemos
que se crea desde la conciencia permanente del amor. Si yo quiero manifestar
resultados de alta frecuencia debo vibrar con sentimientos de alta frecuencia.
Se ordena desde el estado amoroso en perfección, desde ese sentimiento de
altísima frecuencia. Y en esa creación no digo necesito, porque ese es un
sentimiento de carencia de baja vibración. Voy desde la creación invisible y la
gratitud.
Vibra
alto, recuerda: “Tu percepción del mundo es un reflejo de tu estado de conciencia”.
Con
esta referencia de lo que es energía, vibración y frecuencia, los invito a revisar
en el próximo artículo la noción fundamental de lo que se refiere a la mente
cuántica.
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