Motivación y Bien Común
Reflexiones
desde la Motivación para lograr el Bien Común
“(…) Haría
bien en contribuir al fin de la sociedad, es decir, al crecimiento del bien
común para todos”.
Arturo
Barra Zamalloa
Hablar de motivación en estos
últimos tiempos para algunas personas es poco probable, así como el que la gente exprese palabras
positivas alrededor de este proceso. La crisis humanitaria y el distanciamiento
físico y social condicionan un estado de ánimo que necesita mayor esfuerzo y
energía para movilizarnos. En ocasiones, cuando preguntamos a nuestros amigos o
familiares sobre la motivación en el ahora y futuro, levantan la mirada
como buscándola en lo externo, fuera de ellos. Pareciera, que el exterior determina
el tenerla, encontrarla o perseguirla.
La motivación, como cualidad
interna y propia de los seres humanos, ha logrado cambiar y transformar el
mundo. También ha impulsado avances en la ciencia, la tecnología, la innovación
y el conocimiento. Dicho de esta forma, es un impulso madurado por la
experiencia, el fracaso, la alegría y la confianza que lleva a volver empezar, a
ese punto en el que la resiliencia juega un papel importante, como compañera y
aliada en mostrar constante inspiración.
Para inspirar acciones que
impulsen transformación, cambio y mejoras, aunque sean pequeñas, se necesita uno
o varios motivos, que pueden ser activados por nuestro consentimiento; lo
sentimos y construimos con base a una idea, deseo, un sentimiento, aspiración, sueño,
inspiración, pasión y visión futura, donde todas estas emociones pueden ser
individualizadas o por una labor colaborativa.
A la motivación, también se le
ha dado apellido, como motivación al logro, motivación al cambio, motivación a la
transformación, al estudio, motivación social y organizacional, en fin podemos
pasearnos por documentos, textos, artículos o la web y encontraremos diferentes
temas unidos a la motivación. Todos tratan de orientar, en algunos casos, la
conducta para provocar en nosotros un dinamismo y la energía efectiva hacia lo
que se quiere conseguir.
Por otra parte, la motivación
ha logrado inspirar poemas, canciones, conceptos, fórmulas, proyectos, arte,
compañerismo y al amor. No obstante, bajo los mismos componentes emocionales han
exaltados individualidades como malicia para conquistar el poder, territorios,
países y hemos visto en ejercicio, a gobiernos arbitrarios, tiranos, opresores
e injustos. La historia juzgará, que tan impactante fueron el o los motivos que
originaron todas estas acciones.
Volvamos a la otra cara de la
motivación, que es lo que nos permite conocerla como un recurso para evolucionar
en pensamiento, creatividad y solidaridad, inspiradas en algunos casos, por factores
externos, como el bienestar y el buen vivir. Enfoques, que se caracterizan
cuando los seres humanos nos sentimos dignos y tenemos satisfechas nuestras
necesidades tanto inmediatas, como otras que nos brindan comodidades,
oportunidades y equilibrio.
Este estado de satisfacción de
necesidades básicas lleva a la sociedad en general a vivir con tranquilidad y a
motivarse a cubrir necesidades de otra índole. Maslow (1947), en su obra: Una teoría de la motivación humana, expone
que mientras se satisfagan las necesidades más básicas, se desarrollarán otros
deseos no cubiertos. Pensar en sobrevivir ante cualquier crisis, por ejemplo, pasa
por lograr cubrir lo más cercano que es la vida, para mantener en orden su
seguridad ante el miedo, la angustia, la violencia y la muerte. Cubierta estas
necesidades nos motiva el relacionarnos con el otro o con los otros pares,
recibir afecto, vivir en pareja y convivir en comunidad. Desde estas acciones, podemos
valorarnos con dignidad, respeto y con la posibilidad de ejercer en libertad la
ciudadanía.
Al superar cada nivel de
satisfacción, según Maslow, la motivación se orienta hacia la autorrealización,
a mirar hacia el logro, a adquirir competencias, lograr metas, contribuir a
superar desafíos cotidianos e involucrarse en solucionar problemas
comunitarios. Lograr el bien común tiene un componente motivacional, ya no
solamente nos preocupamos por nosotros mismos, sino por otros, que pueden ser
de mi grupo familiar o un extraño que necesita apoyo, seguridad y solidaridad.
La solidaridad como una
respuesta motivacional, nos permite tender puentes a través del diálogo, la confianza,
comprender al otro y al intercambio entre diferentes personas. Ahora con el
auge de las redes sociales, podemos observar que la ayuda ha ido creciendo
entre las personas, apoyando las soluciones ante las dificultades de salud,
defensa de los derechos humanos, informar sobre hechos acontecidos y ofrecer
servicios, entre otras articulaciones.
En las comunidades, como
espacio de convivencia ciudadana, las relaciones se proyectan en diferentes
roles como: vecinos, amigos, familia y la creación de medios de subsistencia, al
participar en organizaciones y grupos de interés, espacios en los que sus
miembros se motivan a integrarse para resolver necesidades puntuales, como
carencia de agua, luz, gas doméstico, recolección de basura, ambiente sano,
vías asfaltadas, etc. Y también de solidaridad, comedores populares, banco de
medicinas, sillas de ruedas, atención a la población de la tercera edad. Todas
estas acciones se activan en comunidad a través de un colectivo social o un liderazgo
determinado.
De esta forma, la
participación de las comunidades es un medio para lograr mejoras, a través de gestiones o acciones solidarias, motivadas para alcanzar un bienestar social, el bien
común y el buen vivir. Esta última, apuesta por la convivencia entre los seres
humanos, en la comunidad y en la sociedad. El buen vivir, el vivir bien o buen
convivir, como la han denominado, proviene de palabras indígenas Sumak kawsay, pensamiento indígena, que
cuestiona el sentido de la vida para generar mejores prácticas entre el ser
humano y el mundo, con un mensaje de unidad y equilibrio de vida.
En algunos escenarios duales, el buen vivir ha sido un tema para reflexionar a la luz de la teoría del desarrollo y el enfoque progresista de las naciones y países. Es necesario complementar que su concepción va más allá. Nos obliga a darle un valor significativo a principios clásicos como unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, equidad social y de género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social, etc.
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Figura N°1.
Al introducimos en los diferentes aspectos de la vida, la motivación tiene un protagonismo amplio en las decisiones y acciones en la gestión pública. Una política social que no esté orientada hacia el bien común perdería el rostro humano y la respuesta motivacional de la sociedad se puede convertir en acciones plurales, encontrándonos con motivaciones egoístas, maliciosas, envidiosas o basadas en juicios sociales, así como de tipo altruista, adverso a la inequidad o basadas en la reciprocidad por obediencia y dependencia.
De la misma manera, la
participación ciudadana entra en contradicción bajo un modelo de política
social, donde el bien común es un medio y no es concebida como un fin en la
sociedad. Al contrario, debe promoverse la motivación para la participación en
las comunidades de forma individual o colectiva, proporcionando un valor a la
autonomía del otro.
La motivación para conquistar
el bien común nos permite ubicar acciones y conductas que pueden ser impulsadas
por la motivación para la transformación y el cambio en la sociedad. Esto a su
vez depende internamente de nosotros y externamente del contexto. No podemos obviar
que las decisiones tomadas desde las estructuras organizacionales son movidas
por motivaciones personales, grupales o intereses públicos.
Desde esta posición, la motivación impulsa a reconstruir realidades, permite
modificar actitudes/aptitudes e influye en nuestro estado de ánimo, al crear un
vínculo entre las emociones, por ejemplo en la disposición a negociar y crear
diálogos. De esta manera, la motivación la utilizamos para darle sentido a todo
aquello que ocurre a nuestro alrededor, para interpretarlo y verlo en forma
particular.
Nuestras emociones derivadas
de la motivación, contribuyen a provocar
impactos en nuestros estados de ánimo, que pueden ser dirigidos hacia acciones
solidarias o a satisfacer nuestras necesidades. Mientras nuestro pensamiento esté ubicado solamente en individualidades, sin
lograr ver más allá del bien para todos, estaremos tropezando con la misma
puerta, por ejemplo, poca participación en la cosa pública, escasa autonomía en
mis decisiones y aumento de mi dependencia
con la instancia de poder, exclusión y carencia de derechos, necesidades
insatisfechas en poblaciones vulnerables, políticas públicas asistencialistas y
controladoras, pocas oportunidades, injusticia,
violación de los derechos humanos, exigua libertad de pensamiento y manifestación, etc.
Debo aclarar,
que el bien común no se opone a las individualidades, se complementa con la
condición para alcanzar este ideal. La motivación activa los procesos internos para
que las personas dirijan sus objetivos o metas específicas. Ambos términos,
motivación y el bien común, se complementan y se exigen mutuamente. Así se
comprende que nada es más equivocado que plantear las necesidades insatisfechas,
poca garantía y violación de los derechos humanos, políticas sociales erradas
para la población y el bien común en términos de oposición.
Generar condiciones desde el Estado,
para que todos los individuos tengan las mismas oportunidades potenciales,
crear condiciones y capacidades para todos (Amartya Sen; 1992), nos permite conocer
nuestra capacidad y nos motiva a alcanzar el bienestar, así como los logros y
alcances significativos para nuestro bienestar. Desde esta perspectiva, la
motivación como proceso, actúa desde las capacidades y por ende una población
con capacidades y condiciones podrá participar
en la vida pública dirigiendo sus esfuerzos hacia el bien común.
Finalmente,
siempre nos preguntamos cuando se hace lectura de estos temas: ¿y cómo logro todo
esto? y ¿en qué momento debo hacerlo?, ¿es oportuno el escenario para hacerlo?
De esta forma nos llenamos de preguntas sin respuestas. El riesgo, a veces
impulsa la motivación. La invitación es a que la motivación como proceso, se vaya
construyendo desde nuestras creencias y convicciones para darle un sentido a la
vida, al entorno y a la sociedad. Crear competencias y capacidades para
motivarnos a enfrentar en colectivo soluciones o propuestas participativas y a
la vez impulsar un liderazgo colaborativo, que estimule desde la motivación el
buen vivir en comunidad, el bienestar y el bien común en una sociedad
democrática.
Dra. Xiomara García Palma
Profesión Lic. Trabajo Social, profesora de pre y postgrado.
Doctora y estudios postdoctorales en Gestión de investigación y Desarrollo. Especialista
en Gerencia Social y Magister en Gerencia Empresarial. Más de 25 años
estudiando temas como organización, participación, sociedad civil, políticas
públicas y gestión del conocimiento. Consultora para el área de organizaciones emprendedoras e innovación social. Tutora de
tesis pre grado y doctoral. Autora de artículos y ponente sobre temas, como: Trabajo Social y gestión del conocimiento; El nuevo ámbito de actuación del Trabajo
social; los consejos comunales; las
políticas públicas y GC; La sociedad
civil y la participación en el sistema de Seguridad Social.
Redes:
Twitter: @xioobser
Instagram:
xiomarenga
Linkedin. Xiomara García
Correo e: xiomarengaster@gmail. com
Muchas gracias mi estimada colega, siempre estos temas son tan importantes para seguir reforzando que de lo que se trata la vida es de hacer el bien, apoyar, servir y no solo no hacer lo que dañe al otro, sino hacer lo que le haga bien. Creo profundamente en la fuerza de la solidaridad y de trascender hacia la visión del bien común y bienestar colectivo.
ResponderBorrarMuchísimas gracias querida Xiomara muy importante y pertinentes tus aportes en estos tiempos, tal como lo dices la gente no ve la motivación en estos tiempos tan convulsos. Te felicito por tu iniciativa a motivarnos en tiempos de crisis. Gracias feliz día.👏👏🙏🙏
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